viernes, 16 de septiembre de 2011

Renacer.



Una lágrima de rocío resbala por la única hoja que al árbol le queda. Se resiste a caer, pese a lo adverso de su situación. En mi cabeza, el otoño hace estragos, inundando todo con un festival de colores que emborronan mis inconexos pensamientos.
Es el último batir de alas de aquella que en su día fue mariposa en todo su esplendor, y que, ahora, sosteniéndose con dificultad sobre el borde de mi taza de café intenta morir con dignidad.
A partir de ahora, el invierno derruirá todo, convirtiendo aquellos latidos impávidos de tu efímera duda en un simple arrollo congelado, inmóvil. Que sea así, también, con todo mi ser. Que no quede nada, ni amor, ni dolor, ni alegrías ni penas, para poder así resetearme.
[... y volver a ser la que pienso que era yo... ]

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